Instalación electromecánica
Las acciones integradas de dos participantes son necesarias para poner en funcionamiento un mecanismo que genera la ilusión perceptiva del movimiento y recoge la energía electrostática de alta tensión que aquél produce.
El mecanismo negociador se dispone en una mesa. A ambos lados de la mesa encontramos dos ejes motrices puestos en relación por medio de un engranaje diferencial. Dicho engranaje impide la puesta en funcionamiento unilateral del sistema. Las posibilidades de interacción consisten en la cooperación, el bloqueo, y la neutralización. En el primer caso, los dos actuantes suman sus esfuerzos en una misma dirección. De esta manera, se alcanza el máximo rendimiento del sistema. En el segundo caso, uno de los interactuantes inmoviliza su postura, permitiendo al otro generar trabajo a costa de su propio esfuerzo. En el tercer caso, los dos interactuantes se llevan mutuamente la contraria, con lo que el esfuerzo total generado se disipa sin producir energía. Estas tres posturas pueden entenderse como los extremos de un continuum en el que se dan todas las modulaciones intermedias.
Un sistema de poleas transmite la energía integrada de los interactuantes a un generador electrostático doble. La tensión se produce al convertirse la energía mecánica en eléctrica, mediante un sistema que combina la fricción, y la influencia o inducción. Por medio del roce y la influencia se logra descomponer el estado neutro de los cuerpos, y cargarlos positiva o negativamente. Luego, esa carga se conduce, condensa y almacena en unos depósitos de signo opuesto dispuestos al efecto, entre los que saltan chispas de forma casi ininterrumpida cuando están lo suficientemente cerca.
Las chispas liberan permanentemente la tensión acumulada entre los dos polos, evitando una sobrecarga que pudiera llegar a ser desagradable para los negociadores.
Unas rendijas dispuestas de forma radial en los discos de inducción permiten a los negociadores observar a través de ellas un efecto de movimiento aparente en el sector opuesto. El movimiento se cierra en sí mismo en un doble círculo vicioso con la ilusión del control mutuo.
Unos indicadores conceptuales grabados en los discos de inducción recuerdan a los interactuantes el resultado adaptativo de las distintas opciones de conducta.
La transmisión elástica por medio de correas de goma del movimiento de rotación desde el engranaje diferencial hasta los discos de fricción, y desde éstos hasta los discos de inducción y movimiento ilusorio, produce un desplazamiento por fricción y deslizamiento de la posición recíproca entre los discos, depen-diente de la duración, intensidad y aceleración del movimiento inducido por los interactuantes. Dicho deslizamiento puede ser interpretado por los interactuantes en clave esotérica, con valor de oráculo.
